Quiero alejarme un rato de mis cuentos hoy que no están tus ojos desafiantes recorriéndolo todo cada instante y dejando sin tul mis argumentos. Tus ojos, tan benévolos y atentos comulgan el amor y lo culminan y convierten mi alma peregrina en el ave de presa que te invento. No llego a ser jamás lo que pretendo, no logro imaginar lo que quisiera ¡Qué diera por brillar como tú piensas! ¡Qué brillo para afuera y para adentro! ¡No moriré sin luz!, te lo prometo por si al final descubres mi agonía cuanto más libre soy, más me dominas y cuando más me voy, más me regreso.