Andaba sin apuro probando mi camino tal vez enamorado de aquella soledad. De pronto en mi horizonte surgió una luz pequeña quemando despacito como un amanecer. Se abrieron la ventanas, cayeron los candados que cerraban mi vida de frente a una ilusión. Estaba ya por entregarle el corazón a una mujer a tiempo vi la trampa donde iba yo a caer. Y vuelves a las cosas que dabas por perdidas y aprendes nuevamente el beso del amor. Paredes sin cimiento que son casi perfectas en algo se parece a veces la pasión. Remansos traicioneros que esconden remolinos me hundieron a un abismo tu boca y tu mirar. Estaba ya por entregarle el corazón a una mujer a tiempo vi la trampa donde iba yo a caer.